top of page

Reseña "Veinte" Manel Loureiro


Manel Loureiro es autor español que realizó su debut literario de mano del género Zombie, su primera obra, Apocalipsis Z, tuvo su origen en internet, siendo originalmente concebida como una historia que el autor subía periódicamente a su blog. La calidad de la obra causó tal furor que llegó a vender más de 200.000 ejemplares en EEUU y ha sido traducida a más de veinte idiomas.

En 2017 publicó su última novela, Veinte, de la mano de editorial planeta.

 

Editorial: Editorial Planeta

Temática: Novela contemporánea | General Novela

Ciencia ficción | General ciencia ficción

Juvenil | A partir de 16 años

Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos | Serie Volumen independiente

Número de páginas: 608

 

Veinte destaca por la madurez que desprende la trama que, a su vez, realiza un contraste maravilloso con la facilidad de lectura que presenta la novela. Uno de los aspectos que más me gusta de la obra de Loureiro es que, a diferencia del resto de la literatura juvenil del panorama literario actual, el romance no juega un papel principal en el argumento. La historia es dotada del realismo necesario para sentirse parte de ella, las relaciones sentimentales son un elemento extra, pero nunca el motor de las acciones de los personajes. Las obras distópicas actuales hacen girar al personaje principal sobre una relación amorosa que consume la propia existencia del mismo o, en el resto de los casos, agotadores triángulos amorosos totalmente absurdos. La historia, sin entrar en spoilers por si alguien (Incauto) decide entrar a leer esta reseña para decidir si comprar o no el libro, es un complejo entramado de historias, solapadas una sobre otra, con un objetivo lógico y claro, conseguir unas vacunas. Loureiro nos presenta un mundo situado doscientos años en el futuro, donde todos los conocimientos adquiridos por la civilización se pierden irremediablemente. Con esto nos enfrentamos a un planteamiento bastante profundo, donde la información es sistemáticamente clasificada, el sistema educativo divide los conocimientos y los procesos dando lugar a que el individuo por sí mismo, permanece en una ignorancia absoluta. Ahora mismo se pueden construir edificios en cuestión de meses, pero ¿Es capaz el arquitecto de realizar todo por sí mismo? ¿El albañil? ¿El aparejador? No. Pues es este, precisamente, el dilema que se desprende de la obra y, además, estos individuos con conocimientos parciales de su campo tienen que transmitirlos a sus pupilos al final, irremediablemente, nos encontramos con una cadena educativa idéntica al teléfono estropeado. Los personajes están muy bien elaborados, son complejos y tienen una voz y personalidad distintiva. De entre todos ellos, me gustaría destacar en primer lugar el concepto de “Anciano” No puedo evitar compararlo con el concepto de “vampiro” de la literatura juvenil, un personaje inmortal que no envejece, vive para siempre y ve perecer a todos aquellos a los que ama. ¿La diferencia? El realismo. ¿Está preparado el cerebro humano para acumular siglos de conocimiento? ¿El alma humana puede sobrevivir a la pérdida constante de todos los seres amados? El enfoque filosófico (Y científico) de la figura de la inmortalidad me parece sublime. Andrea, una de estas ancianas, se traduce en un personaje Que se debate constantemente entre su edad mental y física, donde los conocimientos luchan contra las hormonas propias de la adolescencia. Albert encaja en la figura de joven apuesto y decidido, valiente y, probablemente, inconsciente. ¿Quién no ha sido así? Sin habilidades inexplicables ni absurdos líos amorosos. Albert quiere a Andrea pero sobrevivir es lo único que importa. Clío es la infancia y la curiosidad personificados en un mundo donde, esa locura infantil, puede suponer la muerte. Así, poco a poco, cada uno de los personajes representa distintas facetas de la vida, distintas personalidades en un mundo donde la supervivencia es todo un reto. También se han introducido circunstancias y personajes en la historias que nos hacen comprender mejor la evolución de la civilización, por ejemplo, con todas las complicaciones que sufrirían las personas que sufren determinadas discapacidades y que, por lógica, se traducen a cualquier enfermedad o dolencia que requiera un tratamiento especial. Personalmente, me encanta que el autor haya incluido el hecho de que, la vacuna que se repartió cuando empezó la crisis, haya dado lugar a mutaciones que, con el paso de los años, da lugar a toda clase de criaturas de lo más variopintas, que al final es un proceso evolutivo acelerado. La narración es sencillamente sublime, ligera y con un ritmo constante te sumerge completamente en la historia. Los paisajes, entorno, acciones y detalles son redactados de manera que eres capaz de situarte a la perfección en la historia sin que falte absolutamente nada. La cantidad de sucesos y pequeñas tramas que incluye la novela son de lo más entretenidas y están perfectamente hiladas unas con otras. Entre ellas, todo lo que sucede con Héctor me parece de lo más emocionante y emotivo. Y con ello, un final realista, emotivo, impactante y sobre todo, de esos que te hacen meditar al terminar el libro. Así, en resumen, Manel Loureiro lo ha vuelto a hacer, una vez más me ha deleitado con su obra.


bottom of page