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Carta a un ex (Post ruptura)

Porque éramos unos niños cuando nos enamoramos. No teníamos miedo a la vida, a las facturas o a la realidad y, sin darnos cuenta, nos hipotecamos el amor. Que si, te entiendo, las heridas tardan en sanar, pero perdóname si me río, si lloro o si grito, perdóname si no comprendo que los labios que te besan ahora me llamen cicatriz. Que de repente me convierta en la mala de un cuento que solo nos pertenecía a nosotros. Se puso punto y final y yo me terminé mi vaso de whisky, a pelo y sin mirar atrás. Porque sabía que el pasado persigue hasta la saciedad, y cariño, nunca se sacia. Tiene sed de dolor, de sangre y tormento. Tiene ganas de vernos muertos. Y muerto ha de estar. Pasé de ángel de la guarda a parca, de rosa de los vientos a huracán enfurecido. Harvey, Katrina, Yo. Y eso es lo que creen que hice con tu vida, que rompí y patalee, que grité y me pillé una rabieta. Creen que tenía el jardín más bonito y me encapriche con flores silvestres. ¿Nadie se ha preguntado cómo creció ese jardín cuando yo, años atrás, me topé con terreno baldío? ¿De dónde salieron las flores? ¿Cómo crecieron las rosas? No, eso mejor mantenerlo oculto. Quien le paró los pies a los bichos que las machacaban, quien cortó la hierba y regó hasta en días de sequía. Nadie cuidaba la finca de tu alma hasta que aparecí yo, nadie llego (Y perdóname, pero nadie llegará) a entender y empatizar, a llenarte como lo hice yo. Nadie más te sacará del agua a costa de ahogarse. Te lo aseguro, nadie. Ahora llueve y las rosas crecen, de eso puede llevarse el mérito cualquiera. Así terminé, pinchándome con tus espinas.

Ya no soy mujer de rosas y palabras, soy de actos e hibiscos. ¿Y por qué metáforas de plantas? ¿Por qué no una carta directa y clara? Porque soy mujer. Porque soy escritora. Porque soy poetisa. Porque soy indestructible. Porque puedes cortar esquejes y arrancarme malas hierbas pero SIEMPRE vuelvo a crecer, cada vez más fuerte, cada vez más intensa. Aunque no sean tan bonita. Debí saber que te embobarían cuerpos perfectos pero vacíos por dentro. Ya no soy mujer que se deje pisar, aplastaré lo que haga falta. Porque tengo todo lo que a esos que hablan a la espalda y envidian. Sueños y las ganas y potencial de cumplirlos. Porque pensé que tenía una familia que no tardó en darme la espalda. Yo era la “actualidad” y no valía nada. Gracias por abrirme los ojos. Pero resulta que tengo familia y, con malos y buenos momentos, la he tenido siempre. Y la persona más sabia que he conocido jamás me dijo que mejor eliminar la fuente del dolor que alimentar el odio. Y quiero que todo el mundo sepa que estoy jodidamente orgullosa de parecerme a mi madre y a mi padre.

This is ten percent luck Twenty percent skill Fifteen percent concentrated power of will Five percent pleasure Fifty percent pain And a hundred percent reason to remember the name


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