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Ese Whatsapp que nunca te atreves a enviarle

No te voy a mandar este mensaje, pero quiero que sepas unas cuantas cosas. No me da vergüenza, pero te lo he dicho tantas veces que ya estarás harto de oírlo. ¿Sabes lo increíblemente guapo que te pones cuando sacas el terco que llevas dentro? Si, seguro que ya lo sabes, no me canso de repetírtelo. Es parte de tu magia, de tu encanto. Lo que más me sorprende es que no me enfada esa actitud, no me estresa ni molesta. Es lo opuesto, reflexiono porque, de alguna manera, siempre tienes la razón. Esto puede que no te lo haya dicho, pero te idolatro en muchísimos sentidos. Tu insistencia cuando sabes que tienes la razón, esa fuerza en la mirada, no te doblegas ante nada. Tus ideales son de hierro, firmes. Tienes una forma de entender la vida tan profunda y emocional, tan real y sincera, que me enamoro de ti cada vez que te veo. Estoy orgullosa de ti, por la persona que eres, por cómo le peleas a la vida. Porque cuando tienes algo claro y quieres a alguien eres capaz de todo, harías cualquier cosa por ella. Me parece increíble y demasiado bueno para ser cierto, pero esa persona soy yo. Me has dado el mundo, sosteniéndolo con cuidado entre las manos, porque solo tú podrías ser capaz de bajarme la luna sin perder la sonrisa. Me impresiona la forma en la que amas, la intensidad y la sinceridad. No te tomas los sentimientos a la ligera, no regalas un te quiero si no lo sientes en lo más profundo de tus entrañas, no lo dejas escapar si no sientes como te quema por dentro. Jamás jugarías con el corazón de los demás, antes preferirías que te lo rompieran a ti. Eso te hace grande, te hace enorme. Puede que te llamen ilusa, pero ¿Sabes que es lo que creo yo? Que de alguna forma tu alma sabía que nos encontraríamos.

Dejé de creer mucho tiempo en el destino, pero conocerte no fue una casualidad. No creo que seas “la casualidad más bonita”, estoy segura de que tú y yo fuimos construidos a medida. Dos mitades de un alma, las dos caras de la luna. Y no, no te voy a mandar este mensaje. Por una parte, porque son tantas las cosas y facetas que amo de ti que llenaría miles de folios con ellas (O quizá este libro y cien más) y por otra parte, porque ya lo sabes. Porque me amas, te amo. Porque octubre.


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